¡Todavía sigues con esa tonta idea de sembrar oro!, grita la sra. Carmen, mamá de Martín. Per él no toma en cuenta el sermon de su madre y sigue su camino hacia el campo. Allí planta semillas de girasol al atardecer, lo que daría como resultado ¡girasoles con pétalos de oro!. Muy confiado con su teoría, espera un par de días, para que al volver se encuentre con sus girasoles. Y asimismo sucedió. ¡Con toda esa cantidad de pétalos de oro, le alcansaba hasta pagar las cuentas al vecino!. Pero había un pequeño detalle: ¡Los girasoles hablaban y sentían! ¿Cómo Martín les iba a quitar sus pétalos a una flor que siente y habla? ¡Es como cortarle un brazo a una persona!.
Pero mientras Martín intenta resolver el dilema de cómo sacarle los pétalos a los girasoles, estos bailaban felices los clásicos temas de Elvis.
¡Muéve tus caderas! le decías felices los girasoles a Martín... y claro, nadie se puede resistir a una fiestecita llena de rock and roll , asique hasta las 6.30 de la mañana se quedó Martín y sus girasoles, bailando y pasandolo bien.
La sra. Carmen nunca creyó lo de los girasoles, ya que, Martín no arrancó ningun pétalo, no pago sus deudas, ni las del vecino, pero sí ganó divertidos momentos con sus millonarios amigos amarillos.
e.e
Pero mientras Martín intenta resolver el dilema de cómo sacarle los pétalos a los girasoles, estos bailaban felices los clásicos temas de Elvis.
¡Muéve tus caderas! le decías felices los girasoles a Martín... y claro, nadie se puede resistir a una fiestecita llena de rock and roll , asique hasta las 6.30 de la mañana se quedó Martín y sus girasoles, bailando y pasandolo bien.
La sra. Carmen nunca creyó lo de los girasoles, ya que, Martín no arrancó ningun pétalo, no pago sus deudas, ni las del vecino, pero sí ganó divertidos momentos con sus millonarios amigos amarillos.
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